lunes, 8 de septiembre de 2008

Discurso político y cortesía verbal

Desde los trabajos pioneros de cortesía verbal de los años 70`s se han dado diversas aplicaciones de estos estudios en los más variados campos de la expresión humana, pero es por mucho en los estudios del discurso político y la publicidad en donde estos análisis han tenido más éxito en América Latina. Parece una fórmula sencilla y de sentido común la afirmación que en una campaña política cada candidato se encarga de acrecentar su imagen positiva y su adversario de evitar eso y trabajar la imagen negativa del contrincante. Sin embargo, el juego de las imagenes políticas es más complejo que esto, es más en el caso de la actual campaña política en El Salvador (elecciones de 2009) el ataque del oficialismo al candidato opositor se vuelve para la población desproporcionado al ser tan directo, naturalista y no obtener respuesta o contraataque, o al ser la respuesta indirecta. Según estudios de Transparencia internacional en un lapso de 8 meses, el oficialismo directamente pautó el 85% de cuñas, un organismo privado denominado fuerza solidaria el 5% y la oposición solo el 10%. Esta avalancha propagandistica oficialista, el ataque directo, el discurso cargado de imagenes del pasado conflicto coadyuvado a la no-respuesta de la oposición hacen a nivel de la percepción de la mayoría del electorado (según las encuestas) que la campaña del partido gobernante sea hueca para la población, así como oir llover. Es más los ataques directos, como en la pasada campaña en los Estados Unidos elevaban a Obama, trabajan a favor de Funes, quien con una buena sonrisa y frases hechas se sitúa como no confrontativo y muy capáz. Sin duda el papa Benedicto XVI tiene toda la razón al señalar que lo negativo no se combate con lo negativo sino con lo posivo, algo así como el bien triunfa sobre el mal.
No se puede tener certaza de los resultados pero es claro que para los salvadoreños la izquierda ya no es la banda de comunistas come niños y mata vacas, sino por el contrario es una opción de cambio real para el país.

Recientemente, dos altos dirigentes del partido en el gobierno coincidían al señalar que tienen tan buen currículo para seguir en el puesto como gobierno que no es necerario centrarse en atacar al contrincante para ganar. No hay duda que aún entre las mismas filas del oficialismo hay descontento por la campaña y que el tiempo se termina para cambiar las tendencias de las encuestas. El cierre de la campaña mostrará si los asesores supieron leer lo que esta pasando o se encerraron en alte ego ilustrado de su experiencia y poder.

La izquierda, por su parte tiene un buen reto con sólo martener el estado de cosas a su favor como hasta ahora lo están y mantener esa imagen positiva, para tener por primar vez en la historia nacional al primer gobernante no de derecha, para cerrar el ciclo iniciado con Martínez en 1931 del discurso nacional como el discurso anticomunista y para someter a prueba las tesis que por más de medio siglo en el país se han esperado como la solución a todos los problemas.

El triunfo de la izquierda iniciará otro ciclo en la historia del país, con lo cual debemos estar seguros se reafirma la democracia con la alternabilidad en el poder. Habrá crecido el estado de derecho y madurado el modelo democrático en el país cuando después de la gestión de la izquierda en el gobierno, cualquier otro partido compita y gane las elecciones sin que ello implique un desgarre o trauma fatal para este tejido social y cultural que se llama El Salvador.